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porque el l'ecogimiento es de todo punto im– presoindible para fa vida interior. La vida reco– gida es la atmósfera apr01piada:, donde ha de mantenerse el alma, si qui,ere conservar en su íntimo centro su precioso tesorn y gozar de él. Este l'ecogimiento no consiste en retirarse a un apartado desierto, adonde no lleguen los ruidos perturbadores del mundo, para no escu– char allí más que el silbo del viento, el canto de las aves. y el bramido de Jas fiera:s. Esto es lo que han heoho muchos santos solitarios que hap vivido en la inmensidad del desierto entre– gad~s a la contemplación de la:s cosas .divinas. Pero hay un recogimiento que es compati– ble con 1a vida de sociedad. Y cons,iste en apar– tar, lo posible, los sentidos del cuerpo y las potencias del alma de todo aquello que nos pueda disipar, robando así las miradas del es– píritu y los afectos del corazón que a sólo Dios debemos dirigir. Para la v,i,d,a interior, según manifiesta Ruys– broohio, «lo imprescindible es la: soJ.edad del corazón y del espíritu. Sin ,esto, a:unque estu– vierais solos en el mundo no· podríais llama– ros solitarios. Preguntaron algunos cierto día a un hombre muy elevado en gracia: - ¿No h"Tíamos,hien separándonos de fos hombres, vhdendo solos y no .frecuentando más que el desieirto o .la iglesia? ¿No 'Sería ése el mejor me- .107
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