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Cuando la Magdalena se abalanzó a los pies de Cristo para lavárselos y ungirlos con preciosos aromas, Judas inició las murmuraciones contra ella, juzgando despilfarro el dinero empleado en aquellas esencias olorosas. Y es que-dice San Juan-como ladrón robaba cuanto podía. También hubiera que– rido robar en aquella ocasión. La defensa que Jesús hizo de la Magdalena exas– peró más la vida del traidor apóstol. No, ya no podía continuar por mucho tiempo con Jesús. Su vida, la vida de sus compañeros en el apostolado le daba en rostro. Aquello no era posible que conti– nuase así; preciso era poner término á un estado tan violento. Y comenzó a cansarle la compañía del Maestro. Como el ladrón huye y se espanta cuando los rayos del sol aparecen por el oriente; así Judas comenzó a separarse de Jesús, a huir del lado de los após– toles. Y comenzó a fraguar allá en el fondo de su alma tenebrosa negras maquinaciones, planes siniestros, diabólica conspiración. Horrible idea ha cruzado por su mente.... Con mirada torva examina detenidamente a Jesús. ¿tia– brá penetrado tal vez en sus intenciones? ¿Sabrá el secreto de sus criminales proyectos? Puede ser. 1 Y aunque lo sepa, ¿qué ...? piensa el apóstol malo. De todos modos le conviene disimular; continuar en las aparienciás como siempre. Cuando llegue la hora de obrar, obrará. Mientras tanto calcula, medita, proyecta, observa, negocia con sus paisanos, los interesados judíos, la venta del .Maestro. 4 Madridanos, Cristo paciente 49

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