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IX BESO TRAIDOR ¡Judas Iscariote! El hombre infame; el apóstol traidor; el discípulo renegado, hipócrita y fementido. Su figura aparece siempre envuelta en negras sombras fatídicas. Su nombre será siempre maldito de Dios y de los hombres. Sobre él han caído y caerán sin cesar los ultrajes y anatemas de los vivientes. Hombre repugnante, villano, degradado hasta el extremo. El más vil de los hombres que han pisado la tierra. i Cómo! ¿No era Judas uno de los doce apóstoles de Jesús? ¿No le acompañó durante los tres años de apostolado? Sí, lo era; bien lo hace notar el santo Evangelio: Judas Iscariote, uno de los doce, escogido por Jesús, como Pedro, como Andrés, como Juan; que le siguió durante su vida pública; que fué el administrador y depositario de los bienes del colegio apostólico. En sus manos estaban las limosnas que les daban. La bolsa del apostolado, nunca repleta, despertó la codicia de Judas. Como una serpiente se iba en– roscanda el dinero en su corazón. Y sisaba mi día, y otro día, y muchos días. Fué un ladrón, un avaro. La avaricia, la sed de dinero: he ahí el principio de su mal; mal que no cuidó de remediar con tiempo, y que lo condujo al último, al más triste desenlace: a vender a su Maestro. 48

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