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VI EL TRAIDOR A LA MESA Jesús, que había venido al mundo a edificar, y no a destruir, va a celebrar la última cena de su vida junto con sus apóstoles. «Id», dice a Pedro y a Juan, «id, y a la puerta de la ciudad encontraréis un hombre con un cántaro 'de agua. Seguidle. Entrará en casa de un padre de familia, que tiene una sala grande, espaciosa, bien aderezada. Allí prepararéis todo lo necesario para comer el cordero.» Y fueron, y lo prepararon todo como lo había dicho el Maestro. Luego llegaron todos y se senta– ron a la mesa. Los doce con Jesús. También Judas se sentó a comer el cordero pas– cual en compañía del Maestro, como lo hiciera los años anteriores, pero animado ahora de muy dis– tintas intenciones. Ahora estaba acompañado de muy tétricos pensamientos; con la traición que llevaba en el pecho, como una víbora; con la alevosía infame. Todos comen del cordero. Todos hacen las liba– ciones de rúbrica. El cáliz va pasando de mano en mano. Todos beben de él. · Jesús les habla con entera confianza: Desiderio desideravi-- «Con gran deseo he deseado comer con vosotros esta pascua antes de morir. En verdad os digo, que no volveré a comerla mas con vos– otros, no beberé ya más de este cáliz hasta que llegue el reino de Dios.» Y vuelve a pasar de mano en mano la copa llena de vino, de la cual todos beben de nuevo. 32

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