BCCCAP00000000000000000000931

IV EL CONTRATO DE JUDAS Preocupados andaban los príncipes de los sacer– dotes y los ancianos de Israel, porque el pueblo todo marchaba en pos de Jesús Nazareno. Con eso ellos perdían autoridad, influencia y ... dinero. La envidia los carcomía, no pudiendo soportar en manera alguna por más tiempo aquel estado de co– sas, que cada vez era más violento. Era preciso dar un golpe de gracia seguro y decisivo, que acabase de una vez para siempre con el joven nazareno, tan popular y tan influyente. Muchas veces quisieron echarle mano; hastaman.– daron emisarios pagados para que lo apresasen y le dieran muerte secretamente; pero nunca pudieron lograr su intento. Es que no había llegado la hora señalada. Después del triunfo de Jesús al entrar en Jeru– salén entre las aclamaciones de una muchedumbre ebria de entusiasmo, ya no pudieron los grandes de la nación disimular por más tiempo sus satánicos proyectos. Las polémicas habidas· con el Maestro en los atrios del templo de Jerusalén durante los últimos días fueron reñidísimas. Las descargas del Profeta eran formidables. Imposible resistirlas. Era aquello un duelo a muerte. Mil veces los confundió. Siempre que quiso. Al fin, ¿qué eran ellos y qué significaba toda su ciencia junto a la sabiduría de Dios? El pueblo de todo se daba cuenta, comprendiendo 20

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz