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XXXIV LA LANZADA Del Corazón de Cristo brota una fuente que el agua de la vida lleva a torrentes; sin esa agua no dan fruto las flores de nuestras almas. Tarde del Viernes Santo, obscura, triste, envuelta en negro sudario. El monte Calvario .es el teatro donde se ha desarrollado y se está desarrollando el gran drama de la redención del hombre. Las escenas que allí se han ido desenvolviendo en derredor de la cruz, han sido de las más patéti– cas y emocionantes, cada una de las cuales aventa– jaba en interés a la anterior. Jesús de Nazaret era siempre el objeto de las miradas y la atención de todos; el blanco de odios y rencores del pueblo y de los grandes de Israel. Aquella sí que fué la tragedia del odio y del amor; de las pasiones más rastreras y las más sublimes. Allí andaban en competencia Cristo y sus enemi– gos: éstos para acabar de rematarlo, cual si fuera un facineroso; Aquél entregándose y entregándo– nos cuanto tiene. Jesús acaba de librar la última batalla, a la que se sigue segura victoria. ¡Cómo! ¿Es posible una victoria, muriendo como muere, al parecer derrotado? 190