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burla de sus criminales amantes. Pero otro día atrajo sobre sí las miradas, la compasión y las ter,.. nuras de Jesús bueno, que perdonaba los pecados y acogía a los pecadores entre los pliegues de su corazón tierno. A los pies de Jesús recibió la Magdalena las pri– meras pruebas de amor; a los pies de Jesús oyó unas palabras de perdón, nunca oídas hasta enton– ces; su alma de allí se levantó más blanca que la nieve, pura como las azucenas. Y ahora la Magdalena ha subido hasta el Calva– rio; se ha acercado mucho a la cruz; ha caído de rodillas ante el Maestro ahora de nuevo, y no puede separarse de aquellos pies, que tantos pasos dieron para buscarla; de aquellos pies que ella regó otro día con sus lágrimas. Ahora también está abrazada a ellos, y nadie será capaz de separarla de aquel tesoro. Deiémosla que se goce con tan rica prenda. Postrada en tierra, esparcida su blonda cabellera, está abrazada fuertemente con el madero teñido en sangre. La sangre del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, va cayendo gota a gota en su alma, en su cabeza, en sus brazos, en su pecho. i Qué hermoso relicario viviente! Apenas si se atreve a levantar sus ojos a las altu– ras de la cruz, por no ver aquel cuerpo, el más hermoso de los hijos de los hombres, desgarrado ahora de pies a cabeza y hecho una verdadera lás– tima. Está en la misma forma en que la vió el evange– .lista algún tiempo antes en casa de Simón el Le– proso, en el salón del gran convite. Está arrepen– tida y amorosa; está amando mucho; escuchando como en otro tiempo las palabras del Salvador: 186
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