BCCCAP00000000000000000000931

XXX TENGO SED i Al Calvario! i Al Calvario! Es el grito que resonaba por toda la ciudad de Jerusalén el día de viernes. Presurosas se encami– nan las muchedumbres hacia el monte de las Cala– veras, que está muy cerca de la ciudad. Curiosidad extraordinaria ha despertado por cierto el proceso de Jesús Nazareno entre las gen– tes que lo conocen. Nunca se vió otro igual que tan intrincados ha tenido a los príncipes de Israel y al Gobernador de Roma. Después de tantas idas y venidas, al fin Jesús fué puesto en un palo. Las tres horas de la cruz se suceden muy lentas, parecen eternas; como si no tuvieran fin. Mientras que los dos ladrones crucificados se retuercen en las cruces como culebras .heridas, Jesús pacientemente apura las heces del amargo cáliz de la pasión. Durante toda ella el silencio de la Víctima ha sido imponente, admirable. Ahora en la cruz con– tinúa también silencioso, resignado, paciente. Como cordero sacrificado sin despegar sus labios, sin abrir la boca. · Ni se queja, ni se lamenta. Sufre, y sufre, y sufre, lleno de admirable resignación. Le insultan sus enemigos y para ellos sólo tiene palabras de perdón. Barbotan contra Él las más horribles blasfemias, y contesta rogando por ellos. 167

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz