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XXIV LAS BURLAS ¡ Qué cuadro tan triste el del Calvario! i Qué escena tan horrorosa la del Viernes Santo en el Gólgota! Allí. todo se conjura contra la Víctima inocente que cuelga del patíbulo infame. Todo se vuelve contra Jesús. El populacho soez, los brutales soldados, los ver– dugos destinados para el caso, los. escribas, los fariseos, los pontífices de Israel, todos se han dado la consigna para, unidos de común acuerdo, cebarse en el alma y en el cuerpo del ajusticiado. A fuerza de gritos y manoteos han arrancado una sentencia de muerte contra Él, y entre torturas indecibles lo han conducido al último suplicio. Lle– nos de rabia satánica, y borrachos por la ira, alo– cados de furor, lo han clavado en la cruz. En ella está Jesús, sufrido, paciente, resignado. ¿Se darán por satisfechos? ¿estarán ya contentos sus enemigos? Sus deseos todos, todos, se han cumplido, y mucho más .de cuanto deseaban. Azo– tado hasta caer exangüe; coronado de espinas; expuesto a las burlas del pueblo; pospuesto a un homicida, Barrabás; condenado a muerte; y ahora colocado en el patíbulo infame, donde morían los más grandes malhechores, ¿qué más podrían hacer con el Cristo? Pues, aun así no se dan por satisfechos sus ene– migos, y una vez que lo han visto en el árbol de la 132