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nos intimidan, tenemos en la cruz el más poderoso Intercesor, que ruega y e.s escuchado. Ése es el Sacerdote magno y la Víctima pura, que ora, que ofrece a su Eterno Padre su Cuerpo y su Sangre, como precio de la humana redención. Jesús, muerto en la cruz, es nuestro más dulce Consuelo. Jesús, muerto en la cruz, es nuestro Redentor: Jesús, muerto en la cruz, es nuestro Padre. Jesús, muerto en la cruz, es nuestro Dios. Jesús, muerto en la cruz, es nuestro Amor y nuestro Amado. Jesús, que por nosotros murió en la cruz, será algún día nuestro Salvador y el Glorificador de nuestras almas. i Oh vosotros todos cuantos pasáis por las sendas de la vida, deteneos un momento, considerad y ved, si hay dolor semejante a mi dolor! ... 125