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.J.esús está crucificado en medio de dos ladrones. . En aquellos momentos la naturaleza se conmueve desde sus cimientos. Un extraño fenómeno rodó sobre la faz del mundo. El cielo; antes sereno y tranquilo, se encapotó de repente, y plomizos nuba– rrones, como enormes montañas, se extendieron por los espacios, cual manto de luto y de dolor. El sol ocultó, .avergonzado, sus rayos, por no ver las carnes desnudas de su Creador. Extraño fenómeno, a la verdad, fué aquél, que en . un principio apenas si despertó las conciencias cri– minales; pero que al ver luego que la noche obscura se precipitaba, como caballo desbocado, para in– vadir los dominios del día, extendiéndose sobre el Calvario, sobre la ciudad de Jerusalén y sobre la tierra toda, llenó de turbación y de espanto a las multitudes arremolinadas en el monte, y las dis– persó y las condujo hacia sus moradas, llevando en sus almas el remordimiento por el crimen que acababan de perpetrar. La cruz está enhiesta en lo más alto del monte. Jesús agoniza, Jesús está moribundo. Pendiente de tres clavos entra en la agonía; una agonía inmensa, infinita; que parece nunca acabar. iTres horas de muerte sin acaoar de morir! ¡ Tres horas de horribles sufrimientos físicos en el cuerpo, y más que .todo,. sufrimientos morales, mucho más terribles, imponderables, inmensos, en el alma, en– vuelta en una noche obscura y en un abandono sin igual. iTres horas de agonía para la Víctima sagrada, expuesta entre el cielo y la tierra, entre el Dios irritado y los hombres prevaricadores, entre el Creador ofendido y la criatura criminal! 123
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