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Porque reconoció la inocencia de Jesús y no quiso hacerle justicia, las generaciones todas le tacharán de juez venal, injusto y traidor. Pilatos no tiene excusa, es culpable, muy cul– pable, el más culpable de todos los que intervinieron en la causa de Jesucristo. ¿No le reclamaba la jus– ticia que lo salvase? ¿Por qué no lo hizo? Por encima de todo lo condena a muerte de cruz; a un inocente.... Y sale Jesús del Pretorio con la cruz a cuestas. Está sumamente débil, sin fuerzas, desmayado, sin aliento. Por un milagro está sosteniendo la vida para morir en la cruz. A paso lento emprende el camino que al Calvario conduce, .recorriendo las tortuosas y estrechas calles de Jerusalén, entre los insultos de unos, las burlas de otros, y la compasión de unos pocos que están alejados de su lado. Buena procesión es aquella del Divino Naza– reno. Como jamás se ha visto otra, ni se verá tam– poco en adelante. Rompe la marcha el pregonero. Siguen los curio– sos que se agolpan en número sin número, exami– nándolo todo, comentando los .incidentes del día. Unos lanzan gritos de satisfacción; otros ríen de contento. ttay quienes lloran lágrimas muy ardien– tes; hay quienes compadecen, llenos de ternura. A la rabia de los escribas y fariseos, que pocas horas há no les cabía en el pecho, hase sucedido la más íntima satisfacción. Ya se felicitan mutua– mente; se dan unos a otros la más cumplida enhora– buena, por el éxito de sus gestiones. Al fin han salido con la suya. Buenas ganas tenían. Y se encaminan hacia el Calvario, apurando a los soldados, para que estimulen al reo a que alar- 104

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