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Los enemigos del ajusticiado, metiéndose por to– das partes, lo van revolviendo todo. Entre esa mezcla -Y confusión de. gentes, se en– cuentra un puñado reducido de amigos y admira– dores ·del Nazareno. Un pequeño grupo de almas compasivas va si– guiendo sus pasos. Ese grupo ha logrado colocarse en una encrucijada por donde necesariamente ha de pasar la comitiva. . En aquel grupo está María, envuelta en los an– chos pliegues de su negro manto; envuelto su cora::. zón entre los pliegues amargos del más acerbo dolor;- dolor grande, pena inmensa, angustia des– garradora. La procesión se desenvuelve de una manera lenta y inuy pesada. El Ifüo tarda mucho en llegar; las horas se le hacen siglos a la Madre; los minutos no corren con la velocidad con que ella quisiera. i Cuán cierto es que las horas del sufrimiento son interminables! y más para una madre, y una madre como María.... Esperando está la llegada del Bijo que márcha camino del Calvario. Ante su presencia van pasando, en confuso tro– pel, las muchedumbres, que quieren ser testigos de la escena del Calvario. Sus ojos, arrasados en lágrimas, ven la ferocidad en el rostro de aquellos hombres; penetra con mirada escrutadora - en el interior, y ve en sus corazones enroscado el odio, un odio satánico, infernal. Va pasando el pregonero, que con estentórea y avinagrada voz publica la-sentencia de muerte con– tra el Autor de la vida. Los escribas y fariseos, revueltos cort el popu.: lacho soez, y azuzando sus pasiones. 7*

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