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Haz que aprendamos a ser fieles en la fe como San Pancracio. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén. REFLEXION Hoy es fácil hacerse cristiano, Te bautizas y pasas a ser uno más en ese grupo que llama– mos iglesia. Pero el vivir en cristiano ya es otra cosa. Sigue siendo para valientes. Ayer era distinto. En aquellos tiempos bautizarse y decla– rarse cristiano era tener vocación de martirio. Pancracio, una vez bautizado, se presentaba por doquier como testigo de una fe, de una persona: Jesucristo, el perse- guido aquella sociedad romana. Ser mártir como testi- monio su fe era su gran ideal... Y Pancracio es apresado y llevado ante el emperador. Este queda cautivado por su hermosura y juventud y quiere evitar su muerte. Se suceden promesas y amenazas. Pancracio sigue confesando valientemen– te su fe y afirma que las glorias del mundo le importan a él como la importaría una pintura de las mismas. Las Actas de los mártires son páginas impresionantes. Aque– llos hombres ante la muerte se comportan con una firmeza de alma y una serenidad admirables. Es que viven la fe como su gran ideat La vida vale lo que el ideal que la inspira. Un gran ideal es capaz de movilizar toda la persona y suscitar seguidores. Con un gran ideal cristiano serás capaz de pasar sembrando inquietudes, despertando a los que duermen, llevando pu 11 los que están en guerra y guerra II los que viven en paz. Ese gran ideal te empujará hacia arriba, será amigo de mont11íias, de escaladas altivas, de picachos recios. San Pancracio y los mártires vivieron la fe como ideal. Por eso, la Iglesia los presenta como el Su sangre y el heroísmo de sus virtudes son su orgullo. 18

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