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Que optemos por Ti y a Ti nos entreguemos con alegría. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén. REFLEXION La fe de aquellos primeros cristianos estaba en la calle. El que creía en Jesús lo iba publicando con su vida. Iban marcados en rojo. Así fo hace Pancracio. Había muerto su tfo Diomsio, pero él seguía fiel como testigo de una pell'Sona a 111 que se había entregado: Jesucristo. Todos sabían que él era cristiano. iu manera de vivir lo ibll proclamando. Pero resulta que ayer y hoy el cristiano debe hacerse no– tar. No puede viajar de incógnito. Los cristianos tenemos que atenernos a los mandamientos de Dios; hemos de amar al prójimo y también al enemigo; tenemos que ser humildes; tenemos que reconocer y confesar nuestras faltas; tenemos que ir por el mundo como peregrinos y forasteros; tenemos que vivir con alegría la realidad de que Dios es nuestro Padre; tenemos que aspirar II un más allá... Las diferencias SOll'll hondas y un cristiano debe hacerse ll'llotar. Se ha dicho que «el cristianismo es magnifico; loo malos son los cristianos». Es que esas diferencias las vamos limando tanto que con frecuencia no se nota quién es cristi1mo y quién no lo es. La fe tiene que crear un estilo de vida. Hay una manera de vivir en cristiano la familia, el nego– cio, el dolor, fa alegría, fa polítie!'I. Los cristianos estllmos puestos ahí, en el mtmdo, como es– trellas de magos que gníen los hombres hllcia Jesús. Así eran San Pancracio y aquellos primeros crisfümos. ¿Cómo vives tu fe? ¿La fe es operativa en ti? ¿Vives en cristiano todas las circunstancias de la vida? Medita brevemente y pide la gracia que deseas alcanzar. 15
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