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reino de Dios ha llegado; una Iglesia que sea fuen– te de paz, de alegría y esperanza. Te lo suplico por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. ACLAMACION - Dichosa eres, María, porque por ti vino la salvación a los hombres. Dios te salve, María... - Santa María, Madre de Dios ... REFLEXION La noción del pueblo de Dios, aplicada a la Iglesia, está en– raizada en la misma historia de la salvación. Israel era el pueblo de Dios que recibía una alianza de aco– gida y salvación, y fue figura del nuevo pueblo de Dios que es la l!glesia. El Concilio Vaticano U asumió esa expresión de Iglesia-pueblo de Dios y la enriqueció con un gran contenido teológico. En él aparece ei esquema doctrinal de la Virgen unido al de la Iglesia. Así María se muestra más unida a Cristo y a los hombres. Por Ella vino Jesús a los hombres y para éstos no es una reina alejada, sino la Madre de todos y camino para ir a El. La tercera sesión conciliar tuvo un epílogo glorioso: la so– lemne proclamación de María como Madre de la Iglesia: - «Así, pues, para gloria de la Virgen y para nuestro consuelo, Nos proclamamos a María santísima Madre de la Iglesia, es decir, de todo el pueblo de Dios, tanto fieles como pastores. La llamamos Madre aman• tísima y Nos queremos que desde ahora en adelante con este título tan dulce la Virgen sea todavía más honrada e invocada por todo el pueblo cristiano». Era el 21 de noviembre de 1964. - ¿Eres tú una célula viva y consciente en la Iglesia? - ¿Te sientes hijo de María por tu hermandad con Cristo? - ¿Te une a María la imitación de sus virtudes? 21
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