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Que así note siempre la alegría de tu presencia, 1.a seguridad de tu mano, la delicadeza de tu cariño y la ternura de tu protección. Te lo suplico por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. ACLAMACION - María, Tú eres Reina y Madre. Tú puedes y quieres ayudarnos. Dios te salve. María ... - Santa María, Madre de Dios ... REFLEXION Dice San Pablo en su carta a los romanos -8,29-: «María dio a luz al Hijo a quien Dios constituyó primogénito entre muchos hermanos». Esos muchos hermanos somos nosotros. Hermanos de Cristo e hijos de María. El Hijo de Dios se hizo hombre para que los hombres se convirtieran en hijos de Dios. Los que se adhieren a Cristo por la fe forman uno con El. María da a luz a Jesús. El es cabeza de un cuerpo espiritual, cuyos miembros somos nosotros. La conclusión la saca San Luis Grignon de Monfort con estas palabras: «Ninguna mujer es madre de la cabeza sin serlo a la vez de los miembros del cuerpo». Así María es Madre de todos los que formamos con Cristo un solo cuerpo por la fe. Además la tradición ha visto en las palabras de Jesús agoni– zante -«mujer, ahí tienes a tu hijo... »- la proclamación de esa realidad ya existente. Jesús sella así la maternidad univer– sal de María. Más allá de un hecho concreto, Jesús apunta a una realidad simbólica. Juan, representante del mundo creyen– te, recibe a María por Madre. 18 María es tu madre. Es un hecho que debe influir en tu vida: - Debes amarla de verdad. No sólo con palabras. Has de quitar de tu vida cuanto pueda ofenderla. - Debes imitarla. El amor o los halla o los hace igua– les. ¿Te pareces a María? - Acude a Ella con entera confianza. Ella puede y quie– re ayudarte.

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