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Enséñame a estimar la gracia y a aborrecer el pecado. Que no me falte nunca la fe ni la esperanza, que vaya por la vida irradiando alegría, que afirme ante el mundo que Dios es fiel y no falla jamás, que pre– fiera perderlo todo antes que ofender a mi Dios. Te lo suplico por Jesucristo, nuestro Sei'íor. Amén. ACLAMACION - Alégrate, María, la llena de gracia. El Señor está con– tigo. Dios te salve, María... - Santa María, Madre de Dios ... REFLEXION María, en su Concepción Inmaculada y en su plenitud de gracia, es lección y estímulo. No se trata de algo aéreo e inde– terminado. - En el paraíso terrenal Dios anuncia una enemistad eterna entre María y el mal. «Pongo enemistades en– tre ti y la mujer » - El arcángel Gabriel no halla para María mejor nom– bre que el de «la llena de gracia». Sin vacío alguno, en plenitud. - Los teólogos ven la conveniencia ele que Dios hiciera así a la que había de ser su madre. - En 1854 Pío IX definía el dogma de la Inmaculada. - Cuatro años más tarde María se presentaba en Lour- des diciendo: «Yo soy la Inmaculada Concepción... » Ante esa hermosura y plenitud de gracia de María debes sentir: - Gozo porque Dios hizo a María tan hermosa y santa. - Un sentimiento de pena por tu desemejanza. - Un propósito de luchar por parecerte a Ella y no des- merecer de tal Madre. 12

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