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ACLAMACION - Dichosa tú, María, porque has creído. Porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Dios te salve... - Santa María, Madre de Dios ... REFLEXION San Juan en el libro del Apocalipsis nos describe sus vmo– nes en el destierro de Patmos. Una de las maravillas que con• templó fue una mujer hermosísima, vestida de sol, calzada de luna y en su cabeza una corona de doce estrellas. En esa mujer siempre se ha visto representada María, con su blancura y su grandiosidad. Para San Bernardo las estrellas expresan las prerrogativas, grandezas y privilegios marianos. Estas serían sus estrellas por orden de magnitud.: - Maternidad divina. Su mayor adorno y fuente de todos. - Virginidad. Madre de Dios sin dejar de ser Virgen. - Inmaculada. Creada, santificada y sin mancha de pe- cado. - Asunta en cuerpo y alma al cielo. «Acabado el cm:• so de su vida mortal, fue llevada en cuerpo y alma al cielo». Otras estrellas en María son: plenitud de gracia, corredento– ra, dispensadora de las gracias, Reina y Señora... Estos son los adornos de María. Así es nuestra Madre. Así la quiso Jesús. - ¿Estimas tú, ante todo, esos adornos, esos valores? - Que su grandeza y tu pobreza te lleven a acudir con entera confianza ante tan buena Madre. Ella quiere y puede ayudarte siempre. 9
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