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nidas con los enemigos de la fe católica fueron, ·en gran manera, resonantes. No hubo por aquel entonces nadie que los rebatiera con tan atina– das frases, con argumentos tan convincentes. Esta habilidad en combatir a los enemigos de la Iglesia fue causa de que fuera conocido y llamado por el pueblo incansable Martillo de los hereies. Sobre estas excepcionales cualidades que tuvo Fray Antonio para ejercer con fruto el apostola– do, hay que añadir la ayuda sobrenatural. que el Señor le concedió, con lo que pudo conquistar innumerables almas para el reino de Dios. Y esta ayuda consistió en el don de hacer milagros. Y los hizo con tanta frecuencia y en tanto número que la gente por donde el Santo pasaba le llamaba El Sembrador de milagros. Algunos de estos milagros los iremos mencionando a su debido tiempo en esta biografía. Adornado con estas cualidades y favorecido con estas ayudas del cielo, podemos verle ir recorriendo la Romaña, la Provenza, Iá Lombar– día. Hace luego una incursión por tierras de Francia, vuelve de nuevo a Italia, y durante nueve años consecutivos su voz resuena conmo– vedora, de suerte que la historia tiene que contar entre los grandes apóstoles de la Iglesia de Cristo a nuestro San Antonio de Padua. 82