BCCCAP00000000000000000000925
ner lugar un acontecimiento de alguna impor– tancia. Eran las témporas y se conferian órdenes sagradas. Varios religiosos dominicos y francis– canos se disponian a recibir el Presbiterado. Acompañaban a los ord.enandos, varios sacerdotes de las dos Ordenes y, al parecer, los franciscanos estaban presididos por el mismo Ministro Pro– vincial, Fray Gracián. Con este motivo, Fray Antonio dejó también el retiro de Monte Paulo y tomó parte en aquella fiesta tan llena de santas emociones, la que sin duda le hizo renovar sus fervores eucarísticos. La ceremonia de la Ordenación había termi– nado. Los nuevos sacerdotes, con sus acompa– ñantes, se habian unido en fraternal ágape, en el cual reinaban la alegría y la cordialidad. En vez de los brindis que ahora tanto se estilan, sobre todo en los banquetes profanos, se solía entonces pronunciar algún pequeño discurso con el que se enfervorizaran los comensales y se movieran a servir más fielmente al Señor. Como la frugal comida se tenía en el convento de los franciscanos, el Provincial de ellos rogó con insistencia a los dominicos que uno de éstos pronunciara una plática que sirviera a todos de alimento espiritual. Los dominicos se excusaron, alegando que no estaban preparados para ello. Entonces Fray Gracián, conociendo ya el espiri- 73
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz