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del auténtico hijo de San Francisco en la época del pri– mitivo fervor de la Orden. La imagen de San Antonio tiene esta otra particula– ridad, y es el libro que sostiene en su mano. Este libro es la santa Biblia, en la cual tenia el alma empapada. La leia con frecuencia, la estudiaba, la meditaba y la predicaba al pueblo con extraordinaria elocuencia. Entre los libros de la Sagrada Escritura por él más meditados y predicados fue el Santo Evangelio, de suerte que, como habrán visto nuestros lectores, al elevarle Pío XII a Doctor de la Iglesia le dio el nombre de Doctor Evan– gélico. El Santo Evangelio era para San Antonio un chorro de luz sobrenatural que inundaba su alma y en él bebía aquella sublime ciencia con que confundía a los herejes y movía a los fieles a penitencia de sus pecados. * * * Otro símbolo muy'expresivo de la imagen de San An– tonio es el lirio. Este lirio nos recuerda su pureza virgi– nal. El, desde sus más tiernos años, se consagró a Dios ante el altar de la Virgen Maria y durante su vida con– servó esta virginidad que fue el mejor adorno de su juventud. Su alma era blanca y pura como los lirios. Su cuerpo conservó intacta su castidad. Todo él respiraba pureza, limpieza, hermosura sobrenatural. * * * Lo más propio de San Antonio es el Niño Jesús que ostenta en sus brazos. Con esto se quiere indicar la inti- 250

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