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Prelados de Ordenes o Congregaciones Religio– sas, y de otros varones doctisimos, ya del Clero, ya seglares, ya finalmente de diversas Universi– dades, Institutos y Asociaciones de Estudios, Nos juzgamos que habia llegado la oportunidad de encomendar a la Sagrada Congregación de Ritos (para conocer su voto) un asunto de tanta importancia. Y dicha Congregación, con la acos– tumbrada diligencia, señaló de oficio a algunos varones idóneos que estudiaran cuidadosamente el caso. Y una vez que se hubieron solicitado y obtenido por separado fueron impresos los votos y pareceres de tales, ya no quedaba sino inte– rrogar a los que están puestos al frente de dicha Congregación si juzgaban que podía procederse a la declaración de San Antonio de Padua como Doctor de ·la Iglesia Universal, teniendo en cuen– ta los tres requisitos, que desde Benedicto XIV nuestro precedesor, de feliz memoria, suelen exigirse, a saber: insigne santidad de vida, emi– nente doctrina sagrada y declaración pontificia. Y en la sesión ordinaria, celebrada en el Vati– cano el 12 de junio de 1945, la relación de nues– tro querido hijo Rafael Carlos Rossi, Cardenal Presbítero de la Santa Romana Iglesia, escucha– dos asimismo las observaciones de nuestro queri– do hijo Salvador Natucci, Promotor General de la fe, los eminentisimos Cardenales que presiden 243

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