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pecadores, dulce para los justos... " Comentando la turbación de la Virgen ante el ángel, escribe: "Nos dio ejemplo, para que nos turbemos cuando nos alaban, y para que siempre sintamos de nosotros menos de lo que somos o de lo que oímos de los élemás. Por donde se dice en la Historia Natural que las conchas del rocío del cielo reciben margaritas o perlas, si de repente brilla una coruscación, se comprimen de miedo, y con temor súbito se cierran, así la bienaven– turada Virgen María, que del rocio del cielo concibió la perla de los ángeles, se turbó en la súbita coruscación o vivo resplandor del Angel... Así también nosotros, que ~on el rocio de la gracia queremos concebir la perla de una vida santa, al brillo de la alabanza, debemos temer súbitamente y comprimirnos y humillarnos, y para no salir fuera, encerrarnos, no sea que lo concebido bien, lo perdamos con el favor hu– mano". Mas dejemos las citas de los escritos de San Antonio. Dejémosle también a él escribiendo en el santo retiro de Padua; aunque estamos firme– mente persuadidos que mientras escribe .va re– montándose a las alturas de la santa contempla– ción y teniendo cada día nuevas ascensiúnes místicas. 166

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