BCCCAP00000000000000000000925

como Custodio. El convento que tomaron como residencia era una antigua casa que pertenecia a la abadía de San Martin, perteneciente a los benedictinos. Al ponerse Fray Antonio en contacto con aquellos monjes, conociendo éstos su elocuencia y santidad, mostraron vivos deseos de oírle pre– dicar. Se celebraba en la ciudad la fiesta de la Conmemoración de los Fieles Difuntos. Fray Antonio predicó en el cementerio de San Pablo. El auditorio era numeroso. El predicador puso por texto estas palabras de un salmo: "Por la tarde, habrá llanto, y por la mañana alegría". Aquello era un espectáculo conmovedor. Fray Antonio, se hallaba santamente animado. Su voz semejaba una trompeta apocalíptica. Con inge– niosas aplicaciones, dio una sublime lección sacada de la cpntemplación de los sepulcros. La síntesis del sermón fue ésta: -Hay tres tardes y tres mañanas. Tres lutos y tres alegrías. Tres tardes, que son: la caída de nuestros primeros padres, la muerte de Cristo y nuestra propia muerte. Tres mañanas: el naci– miento de Cristo, su resurrección y la nuestra. Los oy~ntes sentían por el orador un entusias– mo indescriptible. Todos querían verle y oírle. Aún más, toe.ar su hábito o su manto. Los más entusiasmados con el nuevo predicador eran los 128

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz