BCCCAP00000000000000000000925

vw.1ero y emprendedor; no duda un momento de marchar de Lisboa a Marruecos; y después Italia y Francia conocen la medida de sus sandalias: predicador ambulante, popular, profesor de teología, escritor, metido de lleno en lus conflictos de su Orden, y siempre en una actividad sorprendente dados los medios de. comunicación de su época. Por los datos que conocemos de su vida podemos trazar estos rasgos te'mperamentales: apacible y em– prendedor, amable y audaz, sociable y valiente. Es decir, datos que no están muy de acuerdo con ese tipo de santo que la leyenda conoce lleno de beatíficas suavidades para solaz de mujeres piadosas. * * * La obra literaria de San Antonio como escritor es fecunda; en los escritos, lo mismo que en la pupila del ojo, se refleja la persona; a través de ellos adivinamos que San Antonio tenía un carácter humonstico, de fina ironía... y no exentó de dureza cuando debía proclamar la verdad frente a los enredos humanos. La .bondad del santo nunca puede conftmdirse con la tontena: ''Los fariseos de hoy sólo quieren escuchar lo que les halaga. ¿Quiénes escuchan las palabras de vida? Los pobrecillos, los ignorantes, los rústicos, las viejeci– llas... Estamos llenos de palabras vacías. Vacíos de obras, y por lo tanto, malditos del Señor como la higuera... ?". Sus predicaciones son de un verismo que en nada se parece a esa bonancible y mórbida piedad que le atribuyen. Fustiga y levanta ampollas en el alma de los oyentes. * * * Como buen latino, Antonio de Padua era un hombre de sangre ardiente, le correspondió un lote de pasiones 11

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz