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en el aire, con los brazos extendidos en forma de cruz, y luego bendijo a todos los religiosos allí presentes. Los demás frailes no gozaron de esta visión corporal; pero mientras disfrutó de ella Fray Monaldo, sintió corno si un rio de extraordinario gozo se hubiera desbordado por sus almas. Les parecia que en realidad el Seráfico Padre estaba en medio de ellos y que les daba su bendición larga y copiosa de bienes celestiales. De este modo, . la palabra de Fray Antonio quedaba autorizada y bendecida por el Santo Fundador, antes de que partiera de este mundo. En aquel Capitulo, fue nombrado Fray Anto– nio Custodio de Lirnoges. Se babia formado por aquellos años una pequeña provincia en el Lirnousin, compuesta de algunos conventos ante– riormente fundados, a los que se añadieron otros establecidos por el mismo Santo. Las pequeñas provincias en la Orden Franciscana se llamaban Custodias, y, naturalmente, al que las regia se le daba el nombre de Custodio. Según parece, al mismo tiempo que goberna– ba la Custodia, ejercia el cargo de Gu~rdián en el convento de Lirnoges. Es probable que alli hubiera ya frailes franciscanos antes de la llegada del Santo, aunque no se instalaron definitivamente en el convento hasta que fue él 127
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