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No se oía el más leve rumor. De pronto, entra en la iglesia un correo con una carta en la mano preguntando en alta voz por el nombre de una mujer, a la cual iba dirigida la carta. Se halló la mujer; ésta abrió la carta en la cual se le daba la triste noticia de que un hijo suyo habia sido matado a traición. La infeliz mujer, al enterarse del caso, cayó desmayada al suelo. Hubo con esto un gran alboroto. Pared.a que el sermón estaba ya demás. Entonces Fray Antonio supo imponerse. Hizo resonar su voz .más fuertemente, de suerte que pudo ser oido por todos, y asi dijo: -Hermanos, escuchadme un momento. Esa noticia, señora, es falsa. La ha traído el mismo demonio en persona para impedir los buenos frutos que va a producir la divina palabra. Mas espera un instante y verás aquí mismo a tu hijo, al que estás llorando muerto. Dicho esto entró el hijo de la señora y el correo desapareció. El efecto del sermón de Fray Antonio fue sorprendente. De este modo, Fray Antonio, iba por todas partes esparciendo el perfume de su bondad, con lo que aliviaba los dolores, confortaba los ánimos 122

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