BCCCAP00000000000000000000925
elocuentes sermones. Ninguno quería privarse de verle y escucharle. Una pobre mujer, atraída por la fama.del predicador, se determinó a dejar un niño pequeñito que tenía solo en su cunita, a fin de poder saborear ella con toda tranquilidad el sermón de Fray Antonio. Mas al volver a su casa, se llenó de espanto al ver que su niño, envuelto entre los cobertores, se había asfixiado. Desolada la mujer se fue a presencia del Santo, e imploró su ayuda, a fin de que Dios tuviese de ella misericordia. Fray Antonio se compadeció de su dolor de madre, y le dijo hasta por tres veces: -Vuelve a tu casa, que el Señor tendrá piedad de ti y te concederá el favor que/solicitas. Creyó la mujer en las palabras del Santo y, al volver a su casa, se llenó de inmensa alegria al hallar vivo al niño que habia llorado muerto. * * * Algo maravilloso es igualmente lo que se cuenta que el Santo hizo con un joven. Este, oyéndole un día predicar, sintió la más profunda contrición por los desórdenes de su vida pasada. Asi, todo compungido, se fue a confesar con el 120
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz