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-En nombre de Dios, os mando que os calléis. Desde aquel día, las ranas guardaron silencio. Los frailes siguieron cantando en el coro su oficio sin ninguna perturbación, y Fray Antonio continuó sus lecciones sin ruidos que impidieran a los estudiantes entender las palabras de su Maestro. Fray Antonio permaneció en Montpellier un año, poco más o menos. Su actividad apostólica dejaba allí profunda huella. Su ciencia y su virtud habian difundido la luz de la verdad y la fragancia del bien con gran aprovechamiento de muchas almas. También Tolosa se había convertido en centro de acción de los herejes. Era necesaria en aquella ciudad la presencia de un verdadero apóstol para combatir el error. Alli fue enviado Fray Antonio por Orden de sus superiores. Hacía poco que una noble familia había edifi– cado un convento para los franciscanos. Fray Antonio llegó a Tolosa el año 1225. Fue nom– brado Lector de Teología. El poco tiempo que permaneció en aquella ciudad lo empleó santa- 110
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