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No la gustó la manera de ser de su nüera y trató, por todos los medios, de desprestigiarla ante su hijo y ante toda la corte. El día en que la joven princesa llegó al casti,.. llo quedó sorprendida. - ¿ Qué significan estas manifestaciones de go– zo? - Son para celebrar vuestra llegada, señora - contestó una de las doncellas. En efecto. La aparición de Isabel fue motivo de gozo para todos, menos para la princesa Sofía. Isabel era bella en el cuerpo, pero aún lo era más en el alma. Se la encontraba frecuentemente en la capilla y, aun en los ratos de diversión, sabía ingeniarse para hablar de temas religiosos entre las doncellas que la acompañaban. En el jardín se la veía muchas veces rezando ante la imagen de la Santísima Virgen, y hasta cierto día se la encontró en el cementerio hablando a sus compañeras de la brevedad de la vida y de los horrores de la muer– te. Esta inclinación hacia la virtud no pasó inad– vertida para nadie del castillo, pero menos aún a la princesa Sofía que se lo comunicó así a su hija Inés, poniendo en sus palabras todo el veneno de que es capaz un corazón roído por la envidia: - Yo creo que la duquesita nos va resultando demasiado rezadora. Me parece que nos hemos equi– vocado al traerla a nuestro palacio. Hubiera sido mejor haberla internado en un convento ... La guerra sin cuartel declarada por la princesa 95
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