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- ¡ Cuánto me gustaría saber cuál es tu libro preferido !... - Fácil es saberlo - contestó Margarita-. El Santo Evangelio. A los pocos días, sobre el reclinatorio de la rei– na, apareció el Sagrado Texto escrito y miniado primorosamente. Margarita agradeció como se me– recía aquel regalo. Malcolm profesaba a su esposa una especie .de adoración. Cogía los libros que usaba Margarita, los besaba efusivamente, los estrechaba contra su corazón y, cuando tenía que emprender un viaje, por corto que fuese, siempre llevaba consigo algu– no de ellos. Eran felices amándose y Margarita aprovecha– ba aquel amor para hacer de su esposo un verda– dero cristiano. *** Pero la desgracia no tardó en venir a ensombre– cer aquel idilio. Malcolm, que no podía tener nin– gún secreto para su santa esposa, la dijo un día con el rostro demudado y los labios temblorosos : - Margarita, el castigo de la guerra ha vuelto a caer sobre nuestro reino. - ¿ Y quién es el que se atreve a turbar la paz de nuestra hermosa Patria? - Guillermo el Rojo que acaba de lanzar sus tropas contra el castillo de Alurwik. - Yo te seguiré donde vayas. 89