BCCCAP00000000000000000000919

SANTA CUNEGUNDA (1240) Sigfredo y Eduvigis, condes de Luxemburgo, nunca pudieron pensar que su hija llegaría a ser es– posa de un emperador, y menos sabiendo que ha– bía hecho voto de virginidad. Pero lo que a los hombres pareció un imposible no lo fue para Dios. Cunegunda nació en tiempos azarosos para la Iglesia de Cristo. Tiempos de libertinaje, de nepo– tismos, de placeres ... Aún en el palacio del empe– rador de Alemania, Enrique II, apellidado el Santo por sus grandes virtudes, la intriga y la ambición de los nobles y de los clédgos era una inmunda lacra. En el salón del trono un grupo de nobles. En sus miradas se adivina la insidia y la ambición. - ¿ Qué noticias traéis que puedan interesar– me? - preguntó el emperador. - Señor - dijo uno de los más osados -, la gran noticia es que la paz reina en todo vuestro imperio. Las naciones vecinas os miran con envi- 70

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz