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perder 12 paz? Cuando siento que mis fuerzas se de– bilitan dirijo una mirada a Cristo Crucificado y el recuerdo de sus dolores me da valor para soportar los míos. - ¡ Pero son tantos y tan grandes los que pade– céis!. .. En poco tiempo habéis perdido esposo, rei– no, riquezas y honores... - Pero el alma es de Dios, Igunda, y ésta nin– gun poder humano puede arrebatárnosla. En este diálogo estaban señora y criada, cuan– do sonaron fuertes golpes en la puerta de la pri– sión. - ¿ Quién llamará a estas horas con tanta pri– sa? - preguntó Adelaida un tanto preocupada. - Será tal vez algún emisario del rey - contes– tó Igunda - que viene a proponeros renunciéis a la corona de Italia. Berenguer es hombre ambicio– so y como no ha logrado su intento de casaros con su hijo, intentará vengarse como pueda. Traidora– mente arrebató la corona a vuestro esposo y trai– doramente querrá ahora quitaros el derecho de ser reina de Italia. Los golpes seguían insistentemente y Adelaida no tuvo más remedio que entreabrir la puerta para saber lo que quería el impaciente visitante. El que llamaba era un caballero de larga mele– na y cinturón de plata. - ¿ Qué misión os trae aquí a estas horas y por qué llamáis con tanta prisa? - Soy un enviado del rey y vengo a deciros de 62

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