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Las puertas del palacio' imperial rebosan de po– bres que esperan la salida de la emperatriz. Es la hora de la comida y aguardan impacientes la cuan– tiosa limosna. Pulqueria es feliz entre sus pobres. La caridad es su virtud predilecta. Pero mientras la emperatriz es feliz con sus po– bres, dentro del palacio pululan la envidia y la intriga. Algunos nobles intentan aprovecharse de la inconsciencia del joven em.perador para sembrar en su corazón ideas de independencia. Un día Pulquería fue sorprendida por esta pre– gunta de su hermano. - ¿Para qué tántos gastos en socorrer a los pobres? ¿No será eso una manera de fomentar la holgazanería? Pulqueria miró a su hermano tristemente y no quiso contestar a su pregunta, antes al contrario, con una prudencia y tacto admirables, trató de dis– traer la conversación. El joven comprendió la lec– ción y no volvió a tocar más el tema. Pasan. algunos años. El joven príncipe llega a la mayoría de edad y es proclamado emperador. Pulquería siguió en palacio, a petición de su her– mano, que no dudó nunca de las grandes cualida– des de su hermana para gobernar. Teodosio la aso– ció a su mandato y los documentos importantes 19

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