BCCCAP00000000000000000000919

prudencia. Más que con la vara de la justicia había gobernado a su pueblo, durante la ausencia del rey, con el dulce mandato de la bondad y de la miseri– cordia. Alfonso V se aprovechó de esta circunstan– cia para dar el asalto definitivo al castillo casi ines– pugnable del corazón de su hija. - Sé que has gobernado con prudencia y con acierto mientras mi ausencia, hija mía. Esto debe convencerte de que Dios te quiere para los difíci– les caminos del gobierno, para ello nada más opor– tuno que ser esposa de uno de los príncipes que te han solicitado, de este modo no sólo harás feliz tú el reino de tu futuro esposo, sino también po– drás ayudar al bienestar del de tu padre. Juana ya no pudo continuar oyendo las palabras del rey. Con una entereza que dejó pasmado a su mismo padre le dijo: - Bien sabéis, padre, que he gobernado vues– tro reino durante vuestra ausencia en justicia y misericordia, pero no creáis que esto se debe a mi talento, sino a las penitencias que durante ese tiem– po he hecho. El éxito, pues, de vuestras conquis– tas se deben completamente al favor del cielo. Dad a Dios gracias por tan singular favor y a mí conce– dedme la gracia que os voy a pedir. En la Sagra– da Escritura se lee que cuando Jefté alcanzó la victoria señaladísima sobre su fuerte enemigo hi– zo al Señor un voto y éste fue de ofrecer al Señor la primera joven que saliese a su encuentro. Sabéis que fue su misma hija. Hoy yo te pido no que me 150

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz