BCCCAP00000000000000000000919

propia para exponer a su hija el asunto de su ma– trimonio tan necesario para el engrandecimiento de Portugal. El momento oportuno no se hizo esperar. Jua– na tuvo necesidad de dinero para socorrer a cier– tas obras de caridad y acudió a su padre. Fue el momento propicio para el rey. Estaba don Alfonso sentado en un magnífico si– llón de terciopelo, cuando llamó a la ;puerta de la habitación la princesa. Apenas la vio entrar se le– vantó muy ceremonioso y la invitó a sentarse jun– to a él. 1- ¿Qué deseáis?, hija mía, preguntó el rey muy complaciente. - Ya sabéis, padre mío, repuso Juana, que una de mis ocupaciones más queridas es socorrer a los pobres. Los fondos de que dispongo no son su– ficientes para una urgentísima necesidad que se me ha presentado y quiero que me ayudéis con vuestra generosidad. - Sí, hija mía. Ya sabes que nada te puedo ne– gar, y menos para socorrer a los necesitados. In– mediatamente daré orden de que pongan a tu dis– posición todo el dinero que necesites. Siguieron hablando padre e hija durante largo rato. Y cuando la joven princesa se disponía a sa– lir, el rey le dijo cariñosamente: - Antes de que te vayas quiero hacerte una sola pregunta hija mía. No sé si habrás pensado en que ya tienes edad para orientar tu vida. Doña Bea- 145 10. - Sangre azul

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz