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- Majestad... - dijo el paje indinándose pro– fundamente ante el rey -. Mandad lo que queráis que estoy sólo para serviros. - Mañana sin falta, y a primera hora - elijo el rey 1--, irás a la calera que está a las afueras de la ciudad y harás al calero esta pregunta: ¿Está ya cumplida la orden que os dio el rey mi señor? - Majestad, seréis servido - contestó el paje y se retiró ceremoniosamente de la presencia del rey. *** Al día siguiente a primera hora salió el paje ca– mino de la calera para cumplir el mandato del rey. Al pasar por delante de una iglesia sintió el toque de la campanilla anunciando el momento de la Consagración. Entró en la iglesia para adorar al Señor y permaneció hasta que tenninó la Misa. En aquel momento dio comienzo otra misa. y la oyó también hasta el final, terminada la cual fue a la calera para cumplir el encargo real. Mientras el paje oía las misas devotamente, el rey paseaba nerviosamente, con ese nerviosismo que pone el crimen en el corazón del criminal. Cuan– do supuso que el paje ya había sido arrojado: a la calera llamó al cortesano que le había denuncia– do las relaciones amorosas de la reina y le dio este recado: - Sal inmediatamente, ve a la calera que está cerca de la ciudad, y pregunta al calero si cumplió el encargo del rey. 136

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