BCCCAP00000000000000000000919
*** - ¿Me habéis llamado, padre mío? - Sí, hija, te he llamado porque quiero ser yo quien primero te dé la fausta noticia. A tu edad de nada mejor te podría hablar que de esto. Toda jo– ven ve con agrado que se la hable de amor. - ¿Y de qué amor me queréis hablar, padre , ",) m10. - A una princesita, hija del rey de Aragón, ¿ de qué amor se la va a hablar? Isabel comprendió inmediatamente y su hermo– so rostro enrojeció de vergüenza. - No tienes por qué ponerte así. Es natural que a tu edad el rubor acuda al rostro, pero tienes que pensar que las razones de Estado tienen sus exigencias. Eres la hija de un rey y hay muchos príncipes que se han fijado en ti para hacerte su esposa. Ya tienes la edad conveniente para tomar · estado y esto, que en todas las jóvenes de tu edad es ley natural, en ti tiene una razón que ni tu ni yo podemos olvidar. No en vano eres una de las prin– cesas más solicitadas. Isabel, sin atreverse a levantar los ojos del sue– lo, contestó humildemente. - Si es necesario que yo me someta a vuestra voluntad, por daros gusto lo haré, padre mío... - Por darme gusto y por engrandecer nuestro reino. Dos maneras tienen los reinos de ampliar sus fronteras; la una mediante los horrores de la gue- 128
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz