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Eduvigis -, día de penitencia, y me agradaría que por amor de Dios y de mis pobres, bebieses un vaso de agua en vez de un vaso de vino. El duque no esperaba aquello, pero había em– peñado su palabra y no tuvo más remedio que cumplirla. Se levantó del asiento, y en tono solem– ne dijo a su esposa: - Por amor de Dios y de tus pobres, haré el sacrificio que me pides. Nunca como en esta oca– sión me va a costar el hacerlo, pero tú me lo pides y no hay más que hablar. - Gracias, esposo mío. * * * Sobre una mesa de. nogal, artísticamente labra– da, estaba el vaso de oro donde solía beber el du– que. Junto al vaso una jarra de plata llena de agua fresca. Eduvigis cogió la jarra y comenzó a llenar el vaso. Mientras el agua caía, dijo a su esposo, con marcada intención: - . Hace unos momentos has manifestado de– seos de beber un vaso de vino del Rin, ¿y qué tal si ese vino fuese en vez del Rin, del cielo? - Nunca he oído hablar de ese vino - contestó el duque sonriendo. - Me lo figuro, pero una vez que lo pruebes estoy segura que los vinos más. generosos te van a parecer insípidos. Y mientras esto decía llenó hasta arriba el vaso del duque. 109

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