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muchas privaciones. El niño las sufrió sin darse cuenta, pero no así su delicado organismo, que las acusó cuando menos se esperaba. Tenía ape– nas tr,es años cuando con.traj,o una grave enfer– medad. Sus padres hicieron 10 dmposible para conservar al 1 uella. delicada existencia, pero la enfermedad no s1e detuvo y hasta llegaron .a re– signa,rse con la voluntad del Señor, que tal vez quería exigirles aquella nueva vida. Perdidas las .esperanzas en los medios humanos, recurrieron a los divinos, y un día decidieron llevar al niño al santuario de la Wrgen de Laghetto. Las ciudades de Niza y Mónacn vieron pasar a la pequeña comitiva. Aquellos dos campesinos iban a pedir a la Madre de Dios lo que la ciencia no había podido concederles. Y el milagrü se realizó. A los doce· años se le preparó al pequeño Juan para hacer la Primera Comunión y por esta fe– cha, o tal vez anties, ya ejercía el humilde ofü– cio de pastor. Muy de mañana iba al c,ampo con el ganado y, en un pequeño zurrón de cuero, su madre le ponla un trozo de pan, un poco de queso y al– gunas. frutas secas, para alimento de todo el día. Sólo alguna ,que otr,a vez, a la ordinaria pitan– za, añafüa una golo.sina de fabricación casera con lo cual hijo y mad•re se compenetraban má..c; aún. Juanito er,a de carácter serio., sin melancolía, y esta manera de ser 1e ayudaba a soportar las privaciones 1n 1 heren.tes a su oftc•io de pastor. 5

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