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de muchas veces, no sabía ni cómo, ni cuándo brotaría al ext-e.rior. sentía inclinación especial hacia los capuchinos. Los había encontrado mu– chas veces cuando Iban pidiendo limosna de puerta en puer,ta por las aldeas vecinas y en su mismo pueblo. La ,figura del capuchino fue siempre muy po– pular en Italia, pero, sobre todo, a principios del siglo XIX, gracias a la gran novela de Alejandro Manzoni, "Los Novios". La vida del P. Cr·istóforo andaba por aquellos años en labios de todos los italianos y su popularidad sirvió para labrar la de todos los capuchinos. Juan Croese deseaba ser capuchino. lPero có– mo realizar aquella su ilusión? lCómo nevar a cabo su propósito? lQuién sería el confidente de sus ocultos deseos? Oía en su interior la voz misteriosa que le nama:ba, ;pero el camino a se– guir esta;ba lleno de •tinieblas. Como el caminan– te que, en noche oscura, se encuentra solo en medio de un gran bosque, sin saber qué deter– minación tomar, así estaba el joven Croe.se en aquella encrucijada de su vida, lleno de dudas, con un fin definido, pero sin medios para con– seguirlo. T11es años de lucha soportó con la más heroica paciencia. Tres años sin abrir el cora– zón a una persona amiga, tres años sin poder manifestar el secreto de su corazón. Quienes hayan sentido en la vida una cosa semejante podrán juzgar del sufrimiento que esto signiftcó para el joven de Camporroso. Pero un día se encontró -con Fr. Tomás. Un religioso ,sencillo y humilde nacido en el mismo 12

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