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-26- ~ABADO QUINJO (Véase oración preparatoria página 1'6); M.'EDii.'ACION Punto primero: El Niño perdido y hallado en el templo.-Nada tan amargo para una madre como el perder a su hijo de tierna edad. María tuvo que su– frir esta prueba. Sin Ella quererlo, ni saberlo, Jesús se ausentó. «Tenía que estar en las cosas de su Padre)), y ante esta obligación, dejó voluntariamente, aunque con pesar, la amable compañía de María y de José. Si Dios te llama a su servicio, no tengas reparo en dejar lo que más ames en la tierra, incluso a tus pro– pios padres, por seguirle... «El que ama a su padre y a su madre más que a Mí, no es digno de mí)), Después de tres días de continua búsqueda, María y José encontraron a Jesús en el templo.... A veces Jesús se esconderá, desaparecerá de tu vista..., no te desespe- res; búscale con humildad y constancia, .pero búscale donde está de día y de noche esperando que vayas a verle: Imita a la Santísima Virgen y a San José... Bús– cale en el templo y ten la seguridad que le encon• trarás... Punto segundo: La Crucifixión y muerte de Nuestro Señor.-Junto a la Cruz de Jesús estaba Ma– ría, su Madre. ¡Qué cuadro más desgarrador!... Mírale una y otra vez, y aprende en él lo que ha costado a Je– sús el redimirte. Jesús murió para darte la vida... También tú eres mortal. También tú tendrás que dar, un día no lejano, tributo a la muerte... Vive como Jesús si quieres morir como El. Escucha sus últimas palabras: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» ...
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