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exclama: "La Hum..inidad de. Cristo es la Iglesia entera." "Mis ojos son los de Ctísto", dice San Anselmo. "Mico-. razón, el \Corazón de Cristo", añade San. Juan Crisóstomo. "Mi boca es la boca de Cristo", c:frce San Macai:io. Y San Agustín exclama alborozado: "Re– gocijaos: hemos pasado a ser Cristo. El es la Cabeza, nosotros sus. miembros. El y nosotros reunidos coi;istituímos. un solo hombre 1 y éste es tqdo e.1 hombre, y este hombre, por su Cabeza, es Dios." ¿No te parecen, alma devota, ú,n tan~ to exageradas. estas palabras? Pues. son una realidad. Mira con frecuencia á tu dignidad y aprende a estimarla: ¿Y qué has de hacer para que esa_yida de Jesús sea fecunda e'n ti? Correspon~ der. H~ aquí la pafabra qt1e lo ~esume todo. Corresponder a .esa savia ·divina que circula en ti. Nb basta ..estat unida a Jesús, tu Cabeza; debes aspirar a algo más. La rama que sólo da hojas o, a fo sumo, flores, vive, es verdad, pero no - 81 ~

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