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de.íarnw . en tfoieblas antes que darriw 1 una luz falsaque no s 1 ea El mismo." Jesús, efectivamente, conoce nuestra natur,ale~a, y, aunque apartando el ros-. tro, nos lleva por el camino del dolor, como más seguro para llegar al cielo. Estamos convenddos de 'que d cielo és nuestra patria; "no tenemos aquí ciu– dad permanente,·. sino que buscamos y aspiramos a fa eterna?'; ~ro nuestro corazón es tan miserable, ,.9.11e, si no fuera por.el dolor, nos quedaríamos en– tretenidos en. estas bagatelas de la tie– rra; por eso, lo que antes del pecado hubiera hecho el amor, ahora es obra del dolor: La ctuz es el 111edío misterioso del que .se sirve. Dios para transformar, en cierto modo, nuestra naturaleza de pe– cado en.naturaleza de santidad. Todos los sarttos fue~on por este camino y fué también el Santo de los Santos, Cristo Jesús. "Hijo, cuando comiences a ser·– yir a Dios, prepara tu alma para Ia ten - • i - 106. -
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