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SANTA :r-ILOll!ENA el sepulcro de Filomena. Abrió la tumba, con el res– peto y la emoción que es de suponer, y, al abrirla,. vió, junto a la cabeza de la mártir, un vaso roto, de vidrio finísimo, todo él lleno de sangre. Al separar con sumo cuidado las partículas de sangre, notó que el cristal despedía luces ofuscadoras. ¡ El milagro acom– pañaba a aquellos santos restos después de diecinueve siglos !. .. j Digno premio a la heróica virgen que derramó su sangre en defensa de su virginidad, y que, con ver-• dad, fué llamada Filomena o amante de la luz! ¡ Que la luz de su vida y de sus virtudes brillen en el corazón de nuestras jóvenes para que, como ella, sepan conservarse puras y castas en medio de los peli-– gros que por todas partes las rodean !...