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222 J;:STRELL\S EN EL CIELO sigue su .propósito. Al cabo de unos. minutos, ciego de rabia, echa mano del horrible pufial y empieza a des– cargar golpes brutales sobre el cuerpo de su víctima. El vientre queda desgarrado por tan enormes heridas, que se ven los intestinos. -Díós mío, Dios mío ... me muero. Madre, madre ... -exclama Marietta. Y cae en el suelo bañada en su propia sangre. Alejandro la deja y se retira a su habi– tació.n. La_ heroica niña tiene todavía fuerzas para lf'– ventarse, abrir la puerta y gfüar al padre del asesino : -Juan, sube arriba, que Alejandro me ha matado. Al oír la voz de su víctima, el criminal sale de su cuarto, la coge por el cuello y le da nuevos golpes por la espalda, atravesándola el tórax, hasta que la peque– ña mártir cae otra vez al suelo. El criminal se encierra en su habitación y se hace el dormido. Es el momento en que Teresita, la hermana de Marietta, se despierta y comienza a lkirar. Asuncion, al oír el llanto de su hija y ver que Marietta n(., está con ella, manda a su hijo Mariano que vaya a. ver. lo que pasa. Antes de subir Mariano la. escalera el padre del asesinQ grita : -Asunción, ven arriba un momento. Y a Mario Cimarelli, que trabaja un poco más dis– tante: -Tú, Mario, ven también. Sube María primero; Asunción y sus hijos des– pués. Cuando .:\sunción entra en la cocina, ya Mario ha recogido del suelo a la santa niña y la sostiene en sus brazos.
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