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184 ESTRELLAS EN BL CIELO nidad nació en el corazón de Rosa de una manera muy original. Estaba un día jugando con un hermano muy pequeño y el chiquillo, sin querer, o queriendo, la en– lodó y desordenó los cabellos que, más tarde, serían la admiración de la juventud de Lima. Rosa protestó bruscamente y hasta se puso triste ante aquella faena de su hermano, y comenzó a llorar. -Por poca cosa lloras-le dijo el pequeño-. ¿No sabes tú que las trenzas de los cabellos son cordeles con los que las mujeres arrastráis los corazones de los hombres al infierno? A raíz de este episodio infantil Rosa hizo su voto de virginidad. En casa de María de la Oliva no hubo más re– medio que llegar a un acuerdo. Las visitas fueron des– apareciendo poco a poco y Rosa siguió con su vida de fervor llamando cada día más la atención de todos más que por su hermosura, que era cada vez mayor, por su extraña virtud. -¿ Pero es verdad lo que cuentan de tu hija ?-pre– guntó un día a María de la Oliva una vecina muy piadosa-. Dicen que tiene éxtasis y otras gracias ex– traordinarias. -Sí, es un ángel; es muy buena-contestaba María de la Oliva con un secreto orgullo, Rosa profesaba tierna devoción a la Santísima Vir– gen del Rosario, y en su obsequio pidió ser admitida en la tercera Orden de Santo Domingo.

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