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16 ESTRELLAS EN EL CIELO Cierto dia llegó Agueda a casa con los ojos rojos -de llorar. -¿ Qué te pasa ?-la preguntó su padre. -Un joven atrevido se ha tomado la libertad de hablarme con palabras tan soeces, que mi corazón no ha podido oírlas sin derramar lágrimas. ~Tú sabes, hija mía, que el pecado reside en la voluntad; por tanto, si tú has desechado valientemen– te esas insinuaciones, de nada tienes que arrepentirte. Las palabras del padre fueron para Agueda como el .arco iris que sigue a la tempestad. Tranquilizada en su corazón c~só de llorar y, retirándose a una de sus ha– bitaciones, aquel mismo día ofreció a Jesús el lirio 111- ·maculado de su virginidad. * * .. Era el año 251 de la Era Cristiana. Roma, la señora del mundo, veía caer su Imperio, -como el pobre ve caer desmoronada. su cHsa sin medios para detener la ruina. Decio, orgulloso y pérfido, como una hiena encelada, mandó cartas a todos los goberna– dores para que, en el menor tiempo posible, la reli– gión y el nombre odioso de los cristianos desaparecie– sen. Según sus infernales designios, los días de Nerón quedarían eclipsados.¡ A tanto llega el odio de un hom– bre cuando ele su corazón se ha apoderado el vicio de ·1a soberbia ! * * *
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