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SANTA MARGARITA DE ALEJANDRÍA .175 ta no se arredró ante las nuevas amenazas. Olibrio, viendo que nada podía conseguir) ciego de rabia man– dó decapitarla. Era el día 20 de julio del año 304. Margarita, la humilde pastorcita de Alejandría, ceñía sobre sus sie– nes la doble corona de la virginidad y del martirio. Te– nía a la sazón quince años. Por muy sagrado que sea el amor a los padres, lo es mucho más el amor a Dios. Por eso, cuando el amor de la propia familia se opone directamente a la ley divina, hay que prescindir de él, aunque cueste lá– grimas de sangre. «El que ama a su padre o a su m~– dre más que a Mi, no es digno de MÍ.>>